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Llega el invierno y con él, un clásico de todos los días: el intento de que se pongan la campera. Niños y niñas que salen corriendo en remera, que se sacan la bufanda en la esquina, o que juran que “no tienen frío” aunque estemos a 5 grados.

Entonces… ¿cómo hacemos para abrigarlos bien sin peleas ni dramas? ¿Se puede lograr que se vistan para el frío y que además quieran hacerlo? La respuesta es sí, con un poco de estrategia, las telas correctas y respeto por su autonomía.

Entender para acompañar: el cuerpo en movimiento

Niños y niñas de entre 2 y 10 años están en una etapa de mucho movimiento. Corren, trepan, saltan, y por eso muchas veces tienen calor incluso en días fríos.

El primer paso es no pensar el abrigo como algo estático, sino como algo que debe permitirles moverse sin sentirse atrapados. Ropa abrigada pero liviana, que acompañe el juego y no los limite.

Telas que abrigan sin incomodar

Las telas hacen toda la diferencia. El plush suave, el algodón con frisa, el towel frisado, el micropolar y la lana fina que no pica son grandes aliados.

En Le Cocon elegimos materiales pensados para que se sientan bien con lo que tienen puesto, sin picazón, ni rigidez ni peso de más. Así, no hace falta negociar tanto: si no les molesta, se lo dejan puesto.

Involucrarlos en la elección

Cuando tienen poder de decisión, hay más chances de que acepten abrigarse. Podés ofrecer dos opciones de buzos o camperas, y dejar que elijan cuál prefieren. También podés armar con ellos un “look de invierno” que les guste y les divierta.

La ropa no tiene que ser una pelea: puede ser una forma de expresar quiénes son, incluso en invierno.

Capas prácticas y fáciles de sacar

La clave está en vestirlos en capas. Por ejemplo:  Remera de manga larga o poleras de manga larga de algodón, buzo de plush o polar soft , chaleco o campera liviana o forrada con corderito liviano

Así, si tienen calor jugando, pueden sacarse una capa sin quedarse con el pecho descubierto

El abrigo como cuidado, no como imposición

A veces, el problema no es la ropa en sí, sino cómo se la proponemos. Si el abrigo se vuelve una orden o una pelea diaria, genera rechazo.

En cambio, si lo convertimos en parte de una rutina amorosa y de cuidado (como preparar el cuerpo para salir) y validamos su opinión, hay más chances de que lo acepten.

En Le Cocon creemos que acompañar también es dejar elegir, proponer sin imponer, y estar ahí para que el abrigo no sea una lucha, sino un mimo que acompaña su libertad de movimiento

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